Esta instalación comenzó la noche en que llegué al Parque Nacional Everglades el 1 de julio de 2018, como artista en residencia del programa AIRIE. Era domingo, era tarde, así que no había empleados, y tuve que encontrar la llave del apartamento en un lugar acordado. El sonido de tantos insectos y criaturas nocturnas fue lo primero que me llamó la atención cuando salí del auto.

Al principio tenía miedo, pero pronto me convertí en otro habitante, una criatura dentro de la reserva, una parte minúscula que pertenece a todo. Durante todo el mes que pasé en la reserva apenas hablé con nadie. Tenía la sensación -que siempre se quedó conmigo- de que todos mis sentidos estaban especialmente alertas con una mayor percepción. Tal vez esto se debió a que no estoy acostumbrado a escuchar tanto ruido de saltamontes e insectos voladores a diario, ni a sentir gotas de sudor goteando sin parar por todo mi cuerpo; ni percibir colores tan brillantes, porque el sol de julio en Florida es diferente al sol en cualquier momento en Bogotá, o en general, porque el paisaje era completamente nuevo para mí.

Cuando regresé al apartamento después de mi primer día en la reserva, escribí en mi cuaderno: "Quiero que las cosas sucedan todo el tiempo, quiero mirar lugares inusuales, como el piso, el techo o el cielo. Quiero que los sonidos también salgan de lugares inusuales, como desde abajo. Quiero sentir que la palabra habla. No quiero una historia lineal". CRISOLES cumple completamente este deseo.